Identificar al «yo independiente» como raíz de sufrimiento

«La raíz de todo el sufrimiento es nuestro concepto de la existencia del yo de forma independiente, existente por sí mismo. Esta forma de percibir errónea es innata y a partir de aquí surge la confusión y las emociones negativas, porque mantenemos una actitud equivocada desde la base.

Nuestra concepción innata del yo es que se aferra al yo como si tuviera su existencia en los agregados por sí mismo e independiente de otros factores. Si investigamos no podemos encontrar este yo que existe por sí mismo, aunque al analizar este aferramiento innato se esconde (es muy listo sic. ).

No obstante surge de manera muy fuerte en los momentos de peligro, si estamos cerca de un acantilado y resbalamos decimos: “¡Me caigo!” No decimos “¡Se cae mi cuerpo!” También surge cuando alguien nos acusa injustamente por un delito y reivindicamos nuestra inocencia.

En esos momentos se mezcla el yo convencional y el yo como concepto, pero si uno los analiza cuidadosamente son distintos. Pensamos en un yo que no depende del cuerpo y la mente. Esto es lo que hace que se considere lo más importante del mundo, que no importa la felicidad de los demás y sólo el beneficio para uno mismo.

Tenemos que meditar hasta reconocer este concepto erróneo del yo y eliminarlo de la mente. Si alguien no tiene méritos, ni siquiera tiene la menor duda sobre si el yo existe de forma independiente o no. Si alguien tiene ciertas dudas, entonces empieza a temblar el samsara.

Cuando reconocemos la raíz de nuestro sufrimiento y que la mente que tiene el concepto del yo, es equivocada, entonces realizamos la sabiduría que reconoce la vacuidad. Si reconocemos la vacuidad no cometeremos karmas negativos porque no hay base para cometer acciones negativas.

Para hacer la meditación de la vacuidad del yo se pueden utilizar razonamientos lógicos, como la interdependencia o la originación interdependiente o si el yo existe como los cinco agregados o separado de los cinco agregados.»

Ven. Geshe Tsering Palden
Extraído de Ganden Choeling Jaén.
Foto cortesía de Thubten Dhargye Ling.

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